martes, 16 de junio de 2009

EN LA RIBERA DEL TAJO, Estremera, Madrid

En los limites de Madrid, Toledo, Cuenca y Guadalajara, en la Vega de Estremera, cientos de huertas acogen las semillas de tomates, pimientos, pepinos, berenjenas ...Hay huertos en cada casa, piscinas, albercas, aljibes...hay agua, fuente de vida, calor humano, trabajo de hortelanos entusiastas...y podría decirse que existe un paraíso en pequeño; hombres y mujeres en su mayoría de origen campesino, que huyen de la gran ciudad para refugiarse en un entorno natural, en un agradable ambiente que proporciona con generosidad el Tajo. Hay una primavera floreciente donde apreciar como andan atareadas las gentes y las varias especies de aves autóctonas y migratorias. Hay vida, entre rural y urbana, y hay muchas maneras de vivirla pero sobre todo, hay un modo de apreciar la naturaleza y una manera de evadirse del asfalto que aprisiona sin darse cuenta. Pero hay quienes viven en un "hábitat" distinto, de reciente implantación; el centro penitenciario Madrid VII, y allí. cientos de hombres se encuentran, apresados, privados de libertad; purgando sus culpas y de ellos son pocos los que se acuerdan. A ellos los aires de la primavera les llegan encajonados entre nubes de mosquitos y los deseos de libertad, quizás el destino que hoy les priva de libertad, les permita percibir la llegada del verano y una nueva primavera en la que puedan ver las aguas del Tajo, ir a su encuentro. Entretanto, animo. Hay en las riberas del Tajo lugar para la esperanza.

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